Fue al gran Charlie Chaplin al que le ocurrió lo de presentarse a un concurso de imitadores de Charlie Chaplin y no ganar: Sucedió en un teatro de San Francisco y lo ganó un actor llamado Milton Berle. Sin embargo, resulta impensable que esto le ocurra a Michael Jackson, sin duda uno de los artistas más imitado; y más inimitable.
Ni siquiera los admiradores más fervorosos de sus bailes logran semejarse del todo a los del rey del pop, quien no parecía bailar al ritmo de la música, sino que la música sonaba al ritmo de su danza.
Hoy he ido a ver Forever King of Pop (Madrid: teatro Lope de Vega) y lo he comprobado. El espectáculo es muy bueno, muy completo: trepidante, emocionante, sorprendente, sí; pero no. Se le imita, pero nadie lo clava.
El tiempo le hace a uno sospechar de aquellos que desacreditan a los maestros por ser viejos, por quedarse obsoletos, olvidando que gran parte de su mérito está en los caminos que nos abrieron. Con Michael Jackson esto no importa, porque vamos viendo cómo, de los millones de imitadores que hay en el mundo... nadie baila como él. Bendito youtube que, después de leer esto, nos permite comprobarlo y pensar "pues la verdad es que sí que era espectacular".
A pocos reyes, después de morir, se les concede continuar reinando.
Michael Jackson, el gran rey
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